PLAN DE SEGURIDAD FAMILIAR
Los índices de inseguridad en México se han incrementado, las estadísticas lo comprueban y ha trascendido a los medios. Las estadísticas de inseguridad recientes son las peores registrados en 20 años en el país. No tenemos por qué habituarnos a estas condiciones ya que existen herramientas útiles para combatirla y aminorar sus efectos.
En términos de prevención del delito los expertos recomiendan elaborar un plan de protección familiar el cual consiste en identificar las amenazas a las que se está expuesto tales como robo, secuestro, asalto, extorsión, chantaje, fraude entre otros ya sea en el hogar, lugar de trabajo, traslados y lugares que se frecuentan. Ante este tema primeramente se debe entender que es imposible que el gobierno se encargue de proporcionar seguridad al 100%, por lo que es necesario que cada uno tomemos responsabilidad de los propios actos y entender cómo opera la delincuencia y las medidas que se pueden tomar para evitar ser víctimas.
Polarización económica, enojo social, descomposición en el seno familiar, pérdida de valores, más la corrupción y la impunidad son los detonantes y “justificantes” de la delincuencia. Los delitos que más ocurren son robo a casa habitación, de vehículo, asalto, robo de la información o robos cibernéticos, extorsión telefónica y secuestro en sus diferentes modalidades. El más frecuente por entidad federativa es la extorsión telefónica. El 94% que sufre un delito no denuncia y del otro 6% en sólo la mitad de los casos se abren carpetas de investigación, lo que significa que el delincuente tiene un 97% de posibilidades de éxito.
Confirmo y reafirmo que “La base en la formación de una cultura de prevención está en enseñar a la sociedad para autoprotegerse”. Para elaborar un plan de seguridad familiar hay que tener varios puntos en cuenta; el primero es que el delincuente busca mimetizarse y pasar desapercibido por lo que hay que ser observadores, tener un bajo perfil y en la medida de lo posible eviatr las rutinas. El 75% de los delincuentes son entre 18 y 45; trabajan en grupos de 2 ó 3 personas al menos; el 90% van armados y en casos de ataque la respuesta violenta no es la mejor. Este tipo de delincuencia dispersa sale a la calle y busca las presas más fáciles, débiles o lucrativas, es decir buscan consiguir los bienes de sus víctimas, más no hacer daño pues se quiere tener el máximo beneficio al menor costo. Sin embargo, utilizan la violencia como motivador para lograr lo que quieren.
La seguridad tiene 3 etapas: prevención, disuasión y reacción. La parte primera es la única manera de evitar que el delincuente se fije en nosotros y reducir el riesgo ya que muchos atacan a quien más se exhibe.
Conocer nuestro nivel de riesgo, observar y estar alertas al entorno; ignorar provocaciones, limitar la información a otras personas, en cuanto al tema de redes sociales utilizar los filtros de privacidad son posturas que deben tomarse en cuenta. Estas medidas deben aplicarse en el entorno, familiar, social, laboral y en los moviemientos entre estos ambientes, pues muchas veces ahí es donde está el delincuente.
Como medidas de prevención ante robos recomienda depurar la información personal que portamos, pues el delincuente puede utilizarla en su beneficio; bolsas y carteras por ejemplo, son fuente de ésta. Credenciales, tarjetas de presentación, fotografías, tarjetas de crédito y teléfonos móviles sin sus contraseñas activadas son los artículos más robados en un asalto callejero. No compartir información por las redes sociales, tener cuidado con lo que se publica y con quién se socializa. En el hogar se debe cuidar la parte física: seguros, puertas, ventanas, accesos sin excederse para no llamar la atención. Cuidar quien entra a casa, si se cuenta con personal doméstico se deben consultar referencias y proporcionar capacitación. En el tema de trasporte se debe estar atento y evitar traer bienes a la vista y al caminar cuidar las rutas que se emplean.
Pero ¿qué pasa si se adoptan estas medidas y fallan? Se deben de crear protocolos de reacción y la recomendación es la rendición, “ser una buena víctima”, pues el tener actitud de colaboración es fundamental, tranquilizarse, cooperar y tratar de mantener la comunicación con el delincuente, explicar los movimientos que se van a realizar para hacerles saber que él tiene el control, pues nunca hay que olvidar el grado de excitación y nerviosismo que puede tener.
En cuanto al tema de la extorsión telefónica, habitualmente es aleatorio en la mayoría de los casos, solo se busca quien responda, pide no cortar la comunicación púes aprovechan el shock, la confusión y el miedo. En la mayoría de los estados el 99% de las llamadas son falsas y se solucionan colgando el teléfono. Secuestros es un tema más complicado pero de base económica donde más del el 90% regresa a casa, la recomendación es que siempre se acuda a un profesional para ser asesorado y para el caso de extorsión la denuncia es lo recomendado.
Para finalizar no olvidar que cada plan es diferente y se busca un equilibrio entre seguridad y libertad, pues las medidas de prevención deben mimetizarse e involucrarse en los estilos de vida. No ser presas del miedo es fundamental pues “nosotros somos los que tememos que manejar la seguridad y no al revés” y no olvidar que la participación ciudadana es imperativa en la solución de los problemas que atañen a la sociedad.
Creado por: Enrique Tapia Padilla, Presidente de la Comisión de Seguridad de COPARMEX Riviera Maya.