“LOS RETOS DE LA EDUCACIÓN EN EL NUEVO MILENIO”
En la actualidad, se viven momentos de gran polémica sobre asuntos educativos en los cuales parece que no existe un terreno común ya que dominan las diferencias entre distintas corrientes educativas. Sin embargo, hay un punto en común: que la educación es nuestra mejor herramienta para crecer como individuos, como sociedad y como país.
Es fundamental abrir espacios en los que se puedan analizar de manera más profunda los temas de la educación considerando el impacto del entorno tecnológico del siglo XXI.
Los niños que asisten a las escuelas del presente, se desenvolverán como adultos en mundo del cual no tenemos una idea exacta, habrá empleos que todavía no existen, utilizarán tecnología que hoy no conocemos, lo que traerá desafíos sociales que aún no hemos imaginado. Desconocemos los conocimientos y habilidades que prevalecerán. Lo que sí es un hecho, es que la educación requiere de una transformación real que cubra las demandas actuales de las mentes de los niños y jóvenes que están llegando a nuestras aulas, generaciones nativas digitales que desafían al modelo actual de educación.
Hace muchos años que se ha intentado dejar el modelo educativo tradicional en el que el maestro es el experto y proporciona información al alumno, existen diferentes teorías y paradigmas de la educación que proponen al maestro como guía para el desarrollo de habilidades, pero la realidad es que seguimos impartiendo las clases con el modelo educativo tradicional, el maestro sigue siendo el experto, se limita a dar información que los alumnos memorizan para aprobar un examen, y el avance ha sido muy limitado.
El currículo actual requiere de un rediseño en el que el eje sean las habilidades que se quiere desarrollar tales como la autodirección, la conciencia y responsabilidad social, la toma de decisiones responsables, autocontrol y equilibrio emocional, valores en acción y relaciones interpersonales, pasando del paradigma de la enseñanza al paradigma del aprendizaje.
También se presenta la necesidad de rediseñar el proceso de evaluación. La forma de evaluar debe contribuir a conocer lo que los estudiantes saben, no saben y lo que pueden o no pueden hacer con lo que saben. Un proceso de evaluación eficaz ayuda a los estudiantes a mejorar lo que aprenden y cómo lo aprenden, en esta era de la información.
La educación debe garantizar el desarrollo de las herramientas necesarias para conseguirlo que los educandos puedan desenvolverse en cualquier contexto y, al mismo tiempo debe propiciar el desarrollo de habilidades y competencias en el marco de una pedagogía que promueva la innovación.
Por Liliana García Ladrón de Guevara